Rehabilitación en distintos estadios de la enfermedad

Rehabilitación en la fase aguda

En el estadio de alta actividad de la enfermedad (p. ej. de la AR o una espondiloartropatía), se recomienda el reposo en cama. En este momento, el objetivo principal de la cinesiterapia es impedir que se desarrollen contracturas y deformidades en las articulaciones. La postura adecuada del enfermo ayuda a prevenirlas en gran medida. Al permanecer encamado, el enfermo debe realizar ejercicios respiratorios varias veces al día. La rehabilitación del aparato locomotor se debe iniciar sin demora por medio de ejercicios pasivos, isométricos, asistidos y activos libres. El objetivo de los ejercicios pasivos en los enfermos con AR es superar el miedo a mover las articulaciones, lo que está relacionado con el inicio de la actividad motora activa. No es necesario seguir este orden de ejercicios en todos los casos. En muchos enfermos, se puede empezar directamente por una rehabilitación con ejercicios activos libres. Los ejercicios de rehabilitación de la función de los brazos son cruciales. No se pueden realizar movimientos en la articulación afectada por un proceso inflamatorio agudo; se recomienda inmovilizarla durante un breve período (3-4 días de media) en el que el enfermo realiza ejercicios isométricos y sinérgicos. Una vez finalice la inmovilización, comienzan los ejercicios pasivos, activos con descarga de peso y activos libres.

Rehabilitación en los estadios subagudo y crónico

El objetivo de la rehabilitación en los estadios subagudo y crónico consiste en reducir las limitaciones de movimientos en las articulaciones e impedir que empeoren las disfunciones del aparato locomotor. Se debe intentar que el enfermo recupere la función previa a la última recaída, o al menos que consiga producir nuevos patrones motores. Se deben implementar de forma sistemática ejercicios de rehabilitación general, locales y especiales.

Los enfermos de AR deben verticalizarse lo antes posible. El método para enseñar a caminar depende del grado de habilidad de las piernas y los brazos. En ocasiones, es necesario adaptar las muletas de forma especial en función de la capacidad de agarre de la mano y la disposición del codo. La marcha comienza con el apoyo de un andador, muletas axilares o muletas de antebrazo.