lat., ing. histoplasmosis
Etiología y patogeniaArriba
La histoplasmosis está provocada por un hongo dimórfico Histoplasma capsulatum, que se encuentra extendido por todo el mundo, localizándose principalmente en regiones intertropicales, como en los valles de los ríos de las regiones orientales de América del Norte y del Sur, en los países de Oriente Próximo, en la India y en el Sudeste Asiático. Crece perfectamente en el suelo húmedo y en los excrementos que se hallan en las cercanías de los nidos de aves, gallineros y cuevas en las que se encuentran murciélagos.
La infección se inocula por vía respiratoria a través de la inhalación de esporas, las cuales son fagocitadas por los macrófagos pulmonares. Pueden ser de multiplicación intra- o extracelular y causar reacciones granulomatosas (así como reacciones de necrosis y a veces fibrosis con calcificación de las lesiones) junto con reacciones de hipersensibilidad (probablemente en su forma ocular). En la forma generalizada (que se presenta principalmente en niños y personas inmunodeprimidas), los cambios patológicos pueden producirse también en otros órganos con presencia de monocitos y macrófagos (hígado, bazo, intestinos, médula ósea).
Cuadro clínico e historia naturalArriba
La enfermedad por lo general tiene un curso benigno, en focos endémicos incluso asintomático, pero afecta de manera importante a pacientes inmunodeprimidos. La presentación más frecuente es la forma pulmonar aguda que cursa con tos inicialmente seca, que evoluciona hacia una tos húmeda con expectoración purulenta y sanguinolenta. En las formas crónicas la enfermedad puede asemejarse a la tuberculosis con la presencia de síntomas similares, como sudoración nocturna, estados febriles, pérdida de masa corporal y falta de apetito, o a la sarcoidosis. En la radiografía de tórax se describen cambios difusos intraparenquimatosos. El curso en la forma generalizada puede ser grave, con fiebre alta, anemia, ictericia, hepato- y esplenomegalia, afectación del intestino delgado y grueso (ulceraciones), trombocitopenia, a veces endocarditis, compromiso cutáneo, óseo y del SNC.
DiagnósticoArriba
Cultivo para hongos del material tomado en función de los síntomas y de la forma de la enfermedad (expectoración, lavado gástrico, sangre, médula, corte de pulmón). También son útiles los métodos serológicos (reacción de fijación del complemento, reacción de aglutinación, inmunodifusión) y las pruebas cutáneas.
En el diagnóstico diferencial de la forma pulmonar se debe incluir principalmente la tuberculosis.
Tratamiento y prevenciónArriba
Los fármacos de elección en el tratamiento de las formas benignas son los derivados de imidazol, principalmente itraconazol y ketoconazol, y en las formas graves se utiliza la anfotericina B.
La prevención en los focos endémicos consiste en evitar la inhalación de polvo y partículas (también durante las visitas a las cuevas habitadas por murciélagos). No se ha demostrado el papel protector de las mascarillas.