DefiniciónArriba
La hipofosfatemia se define por una disminución de la concentración de fosfatos inorgánicos (Pi) en suero <0,9 mmol/l.
Etiología y patogeniaArriba
Causas →tabla XII.F.4-1.
Las situaciones clínicas más frecuentes en las que se puede desarrollar una hipofosfatemia son: alcalosis respiratoria, tratamiento intensivo de la cetoacidosis diabética, en personas durante el tratamiento crónico con agentes neutralizantes del ácido clorhídrico gástrico y el tratamiento nutricional en personas desnutridas. El déficit de fósforo origina una disminución de la síntesis de ATP y de otros compuestos de fosfato de alta energía y 2,3-difosfoglicerato, cuyo déficit obstaculiza la liberación de oxígeno por la oxihemoglobina (→fig. II.A.2-2). A consecuencia de los déficits de los compuestos de alta energía se producen cambios estructurales y funcionales de: eritrocitos (hemólisis), granulocitos (inmunodeficiencia), plaquetas (disminución de la trombogenicidad), SNC, músculos esqueléticos (rabdomiólisis), hígado (degeneración de los hepatocitos) y riñones (secreción alterada de H+ y reabsorción de HCO3–); también tiene lugar el desarrollo de osteomalacia (falta de sustrato para la mineralización ósea).
Cuadro clínicoArriba
La hipofosfatemia crónica leve y moderada puede cursar asintomáticamente durante mucho tiempo. El cuadro clínico depende de la velocidad de instauración del déficit de fósforo, así como de su gravedad. En enfermos tratados por cetoacidosis diabética, la hipofosfatemia puede manifestarse durante las primeras 24 h de tratamiento, en alcohólicos en 2.º-4.º día de la ingesta exclusiva de líquidos libres de fosfatos o con pequeña cantidad de fosfatos (solución de NaCl al 0,9 %, solución de glucosa al 5 %), y en el síndrome de realimentación: habitualmente ~10.º día de alimentación parenteral.
Se presentan:
1) debilidad o parálisis de los músculos esqueléticos
2) hiperventilación
3) temblor intencional
4) convulsiones
5) incluso coma.
También pueden aparecer signos derivados de las consecuencias de la hipofosfatemia:
1) sepsis
2) síndrome purpúrico
3) hemólisis
4) lesión grave del parénquima hepático.
En el cuadro clínico pueden predominar los síntomas asociados a la causa de hipofosfatemia: síntomas del déficit de ciertas vitaminas en alcohólicos o del hiperparatiroidismo primario (→cap. IV.C.3.1).
DiagnósticoArriba
El diagnóstico está basado en:
1) anamnesis: p. ej. desnutrición cualitativa o cuantitativa, malabsorción o maldigestión, abuso de alcohol
2) resultados de las pruebas de laboratorio: hipofosfatemia, hipo- o hiperfosfaturia, características de la lesión del parénquima hepático, actividad elevada de la creatina quinasa y de las enzimas indicadoras de daño hepático.
En personas con excreción elevada de Pi en orina, en el diagnóstico deben considerarse las afecciones causadas por defectos tubulares de los riñones y por hiperparatiroidismo primario, mientras que en enfermos con fosfaturia baja (<3 mmol/d) deben considerarse: aporte deficiente de fosfatos, pérdida de fosfatos por el tracto digestivo, desplazamiento de Pi extracelular hasta las células (síndrome de realimentación [refeeding syndrome], tratamiento intensivo de la cetoacidosis, síndrome de “hueso hambriento” tras una extracción de adenoma paratiroideo) o alcalosis respiratoria. A veces solo es posible determinar la causa de la hipofosfatemia durante una autopsia (en enfermos con tumores secretores de fosfatonina). En el diagnóstico diferencial debe considerarse una hipofosfatemia ficticia, causada por una interferencia de las paraproteínas (en enfermos con mieloma) con un complejo de fosfomolibdato durante la determinación de la concentración de fósforo con un analizador Beckman.
TratamientoArriba
En cuanto sea posible, se debe eliminar la causa. En muchos enfermos, sobre todo en alcohólicos, se deben tratar simultáneamente los trastornos electrolíticos concomitantes.
El tratamiento sintomático de la hipofosfatemia consiste en:
1) seguir una dieta rica en fósforo: sobre todo leche (1 ml de leche contiene 1 mg de Pi), lácteos, carne y habichuelas
o
2) administración oral de una mezcla de: 17,8 g Na2HPO4, 4,88 g NaH2PO4 en 100 ml de agua destilada (1 ml de esta solución contiene 1,6 mmol de Pi). La dosis diaria es de 25-30 mmol.
En la hipofosfatemia con síntomas graves y en enfermos que no pueden tomar fármacos VO se puede utilizar iv. una solución de fosfato de sodio o de fosfato de potasio a dosis de 0,08-0,16 mmol de fósforo por kg de masa corporal. La administración parenteral de Pi requiere control constante de la calcemia (debido al riesgo de hipocalcemia) y está contraindicada en enfermos con hipercalcemia.
En los casos excepcionales de hipofosfatemia secundaria a un exceso de FGF-23 es eficaz un tratamiento con anticuerpos neutralizadores del FGF-23.
Tabla XII.F.4-1. Causas de hipofosfatemia
Aporte insuficiente de fosfatos inorgánicos (Pi) con los alimentos
1) dieta pobre en proteínas (p. ej. en alcohólicos)
2) nutrición parenteral con dietas pobres en fosfatos o sin fosfatos |
Absorción alterada de Pi desde el tracto digestivo
1) empleo de fármacos que unen fosfatos (CaCO3, acetato de calcio, MgCO3 Al(OH)3, sevelamer, carbonato de lantano, citrato de hierro)
2) vómitos o diarrea persistentes |
Movilización excesiva de Pi del compartimento de líquido extracelular al intracelular
1) fase anabólica en enfermos después de quemaduras o traumatismos graves
2) síndrome de realimentación (refeeding syndrome)
3) fase de normalización de la glucemia durante el tratamiento de cetoacidosis (carbohidratos e insulina aumentan el flujo de Pi a las células)
4) flujo excesivo de Pi a los huesos (síndrome de “hueso hambriento” tras el tratamiento quirúrgico del hiperparatiroidismo)
5) alcalosis respiratoria |
Pérdida excesiva de Pi con orina
1) exceso de PTH
2) exceso de fosfatoninas (producido por un defecto de PHEX: enzima que descompone FGF-23, secreción excesiva de FGF-23 por neoplasia o síntesis de FGF-23 con la secuencia de aminoácidos alterada, no susceptible de descomposición por PHEX [p. ej. en personas con raquitismo hipofosfatémico autosómico dominante])
3) déficit de vitamina D o de sus metabolitos activos
4) exceso de glucocorticoides
5) tubulopatías congénitas y adquiridas
6) uso prolongado iv. de preparados de hierro |
Pérdida de fosfatos durante el tratamiento de sustitución renal con técnicas continuas (p. ej. hemodiafiltración) |