El cáncer de ano comprende neoplasias epiteliales malignas que se desarrollan en la zona perianal (≤5 cm del surco interesfinteriano, es decir, del margen anal — cáncer del margen anal), o en el canal anal (entre el surco interesfinteriano y el anillo anorrectal [al tacto rectal percibido como borde superior del esfínter anal externo] — cáncer del canal anal). Factores de riesgo del cáncer de ano: infección por VPH, relaciones sexuales anales, número elevado de parejas sexuales, displasia y cáncer de vulva, vagina o cuello uterino, inmunodeficiencias (p. ej. en el curso de la infección por VIH o del tratamiento inmunosupresor en receptores de trasplantes), fisura anal crónica e infecciones purulentas recidivantes de la zona perianal, antecedentes de radioterapia que incluye la zona perianal, edad avanzada, tabaquismo.
El más frecuente es el carcinoma espinocelular. Hasta el 10 % de los casos son adenocarcinomas, y <1 % melanomas (en esta localización con frecuencia amelanótico).
Manifestaciones. Al inicio de la enfermedad iguales que en otras enfermedades de esta zona: prurito, ardor y dolor de la zona perianal, presencia de moco o de sangre fresca en las heces, engrosamiento palpable de la zona perianal (el cáncer puede también tener forma de un pólipo que asemeja una hemorroide). Con la progresión de la enfermedad aparece dolor pélvico, tenesmo rectal, alteraciones esfinterianas (pérdida gradual de la capacidad de diferenciar las heces de los gases, seguido de disfunción de la continencia fecal) y obstrucción mecánica. En la superficie del tumor pueden crearse ulceraciones, y en su alrededor fístulas purulentofecales.
Diagnóstico: estudio histológico de la biopsia del tumor. El procedimiento diagnóstico comprende el tacto rectal, anoscopia, en mujeres exploración transvaginal con valoración del tabique rectovaginal y del cuello uterino (el cáncer de ano puede coexistir con el de cérvix), evaluación de ganglios inguinales (en caso de adenopatías, se debe realizar PAAF). Principios básicos para el diagnóstico de las enfermedades de ano, y evitar los errores diagnósticos y el retraso en la identificación de la neoplasia maligna →tabla 1. Para evaluar el estadio de la enfermedad, se debe realizar: ecografía abdominal y de los ganglios linfáticos regionales (inguinales), RMN o TC de abdomen y pelvis con contraste, así como radiografía (o TC) de tórax.
Tratamiento:
1) cáncer del margen anal → extirpación del tumor conservando un margen de tejido sano; de no ser posible → radioquimioterapia
2) cáncer del canal anal → radioquimioterapia; en caso de ineficacia del tratamiento o de recidiva → amputación abdominoperineal del recto.
Vigilancia. Durante los 2 años posteriores al final del tratamiento cada 3 meses, a continuación cada 6 meses: evaluación del estado local y de los ganglios linfáticos inguinales (incluyendo tacto rectal y eventualmente anoscopia, así como palpación de los ganglios linfáticos regionales). Anualmente: TC de tórax, abdomen y pelvis (durante 3 años), y en mujeres prueba de Papanicoláu.
Pronóstico: en el carcinoma espinocelular localmente avanzado, la supervivencia a los 5 años es de ~82 %, en el regionalmente avanzado ~66 %, y sistémico ~34 %.
TABLAS
Recomendaciones básicas para el diagnóstico de las enfermedades de ano, y evitar los errores diagnósticos y el retraso en la identificación de la neoplasia maligna
1. En todos los enfermos con manifestaciones del tracto digestivo bajo debe realizarse un tacto rectal. Hay que tomar nota del tamaño, la localización en relación con los esfínteres y el margen anal, la movilidad y la morfología (p. ej. ulceración) de todas las lesiones detectadas.
2. Siempre deben explorarse los ganglios linfáticos inguinales; y en caso de detectar adenopatías debe realizarse una biopsia aspirativa (PAAF).
3. Debe encargarse una endoscopia digestiva baja.
4. Antes de intentar un tratamiento conservador de una fisura o fístula crónica/recidivante, debe tomarse una biopsia para la prueba histológica. En caso de tomar una decisión sobre el tratamiento quirúrgico de enfermedades del ano aparentemente benignas (p. ej. extirpación de una fístula), debe encargarse un examen histológico del material biopsiado.
5. En todos los casos de tratamiento quirúrgico de hemorroides, es necesario el estudio histológico del material tisular retirado.
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