Manejo de pacientes con ERC y enfermedad renal terminal: cambios positivos

22.12.2021
The most positive shifts in care for patients with chronic kidney disease and end-stage renal disease
Alistair Ingram (MD)

El Dr. Alistair Ingram es director médico en el St. Joseph’s Healthcare Hamilton e investigador. Sus trabajos de investigación se centran en la prevención de complicaciones vasculares y trombóticas en la insuficiencia renal crónica y la diálisis, así como en la biología molecular de enfermedades renales progresivas.

¿Cuáles han sido los cambios más positivos en el manejo de pacientes con enfermedad renal crónica o enfermedad renal terminal?

Alistair Ingram (MD): Me han preguntado cuáles han sido los cambios más positivos en el manejo de pacientes con enfermedad renal crónica o enfermedad renal terminal en la última parte de mi carrera, es decir, en los últimos 5 o 10 años. Hay 2 cosas que me vienen a la cabeza. Más recientemente, se han publicado datos muy prometedores sobre los inhibidores del cotransportador de sodio y glucosa tipo 2 (SGLT-2); inicialmente en diabéticos con proteinuria >300 mg por día y, más recientemente, en pacientes no diabéticos. Así que por primera vez en muchos, muchos años, estoy recetando medicinas nuevas que funcionan de forma totalmente distinta, que sabemos que pueden ralentizar la progresión de la enfermedad renal crónica en un gran porcentaje de nuestros pacientes, lo cual es verdaderamente fascinante, y no había sido mi experiencia desde la introducción de la interrupción de la angiotensina hace muchos, muchos años.

El segundo avance importantísimo que creo que hemos logrado en los últimos 10 años es haber ampliado enormemente los criterios de aceptación de donantes para los trasplantes de riñón. Esto ha influido sobre todo en los receptores mayores. Ahora aceptamos donantes mayores. Aceptamos donaciones después de una muerte cardíaca. Aceptamos donantes que han tenido una lesión renal aguda (AKI) siempre y cuando haya pruebas de que la AKI probablemente se haya resuelto. Como consecuencia, en nuestro centro casi hemos triplicado la tasa de trasplantes de riñón en los últimos 10-12 años. No hemos triplicado nuestra tasa de enfermedad renal terminal, por lo que esto ha beneficiado de forma sustancial la calidad de vida y la supervivencia de muchos pacientes con enfermedad renal terminal, incluidos aquellos que hace 12 años no hubiera considerado aptos para el trasplante. Creo que este también ha sido un gran avance.