Teniendo en cuenta el conjunto de conocimientos sobre la relación de estos fármacos con ECA-II y la patogenia de la infección por SARS-CoV-2 (ECA-II como receptor de penetración del virus en las células), ¿deberían realizarse ensayos adicionales?
La hipótesis propuesta en el artículo publicado en Lancet Resp. Med. es sin lugar a dudas interesante y merece estudiarse en ensayos clínicos adecuados, observacionales y con grupo de control, que se realizan habitualmente para evaluar los efectos secundarios infrecuentes de los medicamentos (estudios de cohorte, ensayos clínicos controlados, análisis tipo self-controlled case series [SCCS], etc.). Idealmente, los ensayos deberían tomar en cuenta un análisis detallado de los datos clínicos sobre los pacientes, los fármacos que reciben y el curso clínico de COVID-19. Si resulta que, efectivamente, los fármacos mencionados se asocian a un importante riesgo de incidentes adversos en los pacientes con COVID-19 en comparación con los enfermos del grupo de control (“señal de seguridad”), sería indicado explicar su mecanismo molecular en laboratorios de virología mediante modelos in vitro y modelos animales adecuados para definir la naturaleza de esta relación (causa-efecto u otro, p. ej. de confusión). Curiosamente, en caso de ARA el mecanismo propuesto por Deshotels y cols. podría en teoría indicar la interferencia de estos fármacos en la interacción del virus con ECA-II (el fármaco al unirse al complejo AT1R–ECA-II podría bloquear la interacción del dominio S1 de la glicoproteína de SARS-CoV-2 con ECA-II). El trabajo de Kuba y cols.19, así como unas publicaciones de Chen y cols.20 y Kuster y cols. 21 muy recientes, contienen algunas premisas acerca de este efecto protector de ECA-II en caso de infección por coronavirus. También se conocen varios inhibidores de ECA-II, utilizados desde hace mucho tiempo en los estudios no virológicos. Tal vez valga la pena comprobar si bloquean la penetración del virus en las células. La situación actual, difícil desde el punto de vista organizativo debido a la epidemia, no favorece la planificación y conducción de ensayos clínicos, aunque sería útil reunir evidencia sobre el verdadero significado del nivel de expresión de ECA-II (tal vez medido como su actividad en suero o en orina) para el pronóstico de los pacientes con COVID-19. Seguramente, uno de los efectos a largo plazo de la pandemia actual será el número creciente de los ensayos que intentarán encontrar la respuesta a las preguntas en cuestión.
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