Efectos adversos de los principales fármacos cardiovasculares y manejo recomendado en pacientes de edad avanzada
Inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina y antagonistas de los receptores de angiotensina II
Los IECA y antagonistas del receptor de angiotensina II (ARA-II) aumentan el riesgo de hiperpotasemia, hipotensión, caídas, vértigo, fatiga, lesión renal aguda y tos (IECA). Si se inicia la terapia con estos fármacos, es necesario monitorizar la función renal. Al principio del tratamiento, los fármacos deben usarse a dosis bajas para evitar la hipotensión e insuficiencia renal. Estos medicamentos son considerados MPI en enfermos ≥75 a&nitilde;os.1
α-bloqueantes
Los α-bloqueantes pueden provocar hipotensión ortostática, especialmente en los enfermos tratados con diuréticos o vasodilatadores, así como vértigo, somnolencia y xerostomía. Es necesario informar a los enfermos sobre el riesgo de hipotensión ortostática y monitorizar la presión arterial tanto en bipedestación, como en decúbito. No se recomienda usar α-bloqueantes en el tratamiento de la HTA, puesto que existen fármacos más seguros.1
Antiarrítmicos
Los FAA de clase II y IV aumentan el riesgo de bradicardia y bloqueo auriculoventricular (AV), mientras que los FAA de clase I el riesgo de bloqueos cardíacos. Los FAA de clase Ia, Ic y IV, así como el sotalol, aumentan el riesgo de IC en personas con disfunción cardíaca. Los FAA de clase I, amiodarona y sotalol, así como los FAA administrados iv. aumentan el riesgo de hipotensión. Los FAA de clase Ia tienen efecto anticolinérgico, por lo que causan xerostomía, estrenimiento y retención urinaria. La amiodarona, digoxina, lidocaína y metoprolol pueden alterar las funciones cognitivas. La dronedarona es hepatotóxica. Durante el uso de FAA es necesario monitorizar el ECG y los niveles séricos de potasio y magnesio. En personas con cardiopatías estructurales el riesgo de proarritmia está elevado. Se debe evitar el uso de FAA de clase Ia en enfermos con hipertrofia de próstata, y de dronedarona en pacientes con FA persistente o IC grave o reciente. El sotalol y la propafenona pueden agravar el broncoespasmo.1
Amiodarona
Los efectos adversos de amiodarona incluyen: manifestaciones gastrointestinales (náuseas, vómitos, estreñimiento), alteraciones de la visión, hiper- o hipotiroidismo, fibrosis pulmonar, hipersensibilidad a la radiación UV, cefalea, ataxia, polineuropatía periférica, trastornos de la función hepática, daño renal y debilidad muscular. En las personas tratadas con amiodarona es necesario monitorizar el ECG, la presión arterial, la función hepática, tiroidea, pulmonar y ocular. No se recomienda utilizar amiodarona como fármaco de elección en enfermos con FA, a excepción de los pacientes con cardiopatía estructural como parte de la estrategia de control del ritmo. La dosis de mantenimiento no debe sobrepasar los 200 mg/d.1
Lidocaína
Los efectos adversos de lidocaína incluyen: temblor, disartria, alteraciones de la conciencia, nistagmo, convulsiones. Durante el uso de lidocaína es necesario monitorizar el ECG. En pacientes ancianos con IC, disfunción hepática o shock cardiogénico, la infusión del fármaco debe ser más lenta.1
Anticoagulantes
En personas de edad avanzada, los anticoagulantes provocan complicaciones hemorrágicas (gastrointestinales, intracraneales) con mayor frecuencia. Es necesario enseñar a los pacientes a reconocer los síntomas de la hemorragia y avisarles de la necesidad de notificar con urgencia cualquier sangrado atípico.
Se debe evitar el uso de estos fármacos en los pacientes con sangrado activo y procurar no combinarlos con antiagregantes, trombolíticos, AINE, inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (SSRI) e inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (SNRI). Hay que asegurarse de que el paciente recibe los fármacos según las recomendaciones. Asimismo, hay que verificar si los trastornos cognitivos del enfermo no descartan la posibilidad del tratamiento anticoagulante, o si no se han resuelto las indicaciones para la anticoagulación.1
Anticoagulantes orales directos
La disfunción renal aumenta el riesgo de sangrado durante la toma de anticoagulantes orales directos (ACOD). El uso de dabigatrán o rivaroxabán, en comparación con el uso de warfarina, se asocia a un riesgo elevado de sangrado gastrointestinal en enfermos de ≥75 años con FA o enfermedad tromboembólica venosa, por lo que en estos pacientes deben usarse con cuidado. En enfermos que reciben ACOD es necesario monitorizar la función renal y hepática. Estos fármacos no deben utilizarse cuando el aclaramiento de creatinina (CrCl) es <15 ml/min (<30 ml/min en caso de dabigatrán).1
Heparinas
En pacientes de edad avanzada que toman heparina no fraccionada (HNF) la concentración de la heparina sérica puede estar elevada, y el tiempo de tromboplastina parcial activada (TTPa) más largo que en pacientes más jóvenes. En los enfermos que reciben HNF es necesario monitorizar el TTPa, mientras que en aquellos con disfunción renal tratados con heparina de bajo peso molecular (HBPM) hay que vigilar la actividad anti-Xa. En personas de edad avanzada puede ser necesario ajustar la dosis de HNF. En caso de CrCl <30 ml/min, se debe disminuir la dosis de HBPM o cambiarla por HNF.1
Antagonistas de la vitamina K
Los antagonistas de la vitamina K (AVK) aumentan el riesgo de sangrado gastrointestinal e intracraneal. Además, interactúan con muchos fármacos y alimentos.
Es necesario instruir a los pacientes que reciben AVK sobre los alimentos y fármacos que aumentan el riesgo de sangrado. En personas de edad avanzada es necesario disminuir la dosis de AVK y monitorizar periódicamente el INR. Los AVK son considerados MPI si se utilizan en enfermos ≥75 años con el fin de tratar la trombosis venosa profunda no complicada durante >6 meses o el embolismo pulmonar no complicado durante >12 meses.1
Antiagregantes
Los antiagregantes aumentan el riesgo de sangrado. Es necesario instruir a los enfermos sobre los síntomas de sangrado.
Estos fármacos deben evitarse en los enfermos con sangrado activo y no deben asociarse con anticoagulantes, trombolíticos, AINE, SSRI y SNRI. No se debe utilizar el prasugrel en enfermos con accidente cerebrovascular o accidente isquémico transitorio en la anamnesis, ni el ticagrelor en pacientes tras un episodio de sangrado intracraneal. En caso de riesgo elevado de sangrado gastrointestinal, se debe considerar el uso de los inhibidores de la bomba de protones (IBP).1
Ácido acetilsalicílico
El AAS puede provocar dispepsia, sangrado gastrointestinal, úlcera péptica, deterioro del control de la presión arterial, daño renal e hiperpotasemia. Puede empeorar la función renal en pacientes con enfermedad renal crónica (ERC) o aquellos que toman fármacos nefrotóxicos, así como empeorar o causar la IC.1