Otros trastornos de ansiedad
Constituyen un grupo de trastornos de ansiedad en los cuales el miedo no se limita a unos objetos o experiencias vitales determinados (como en caso de fobias), sino que es una ansiedad inespecífica que al principio no puede atribuirse a ninguna situación particular y no es posible preverla.
Estos trastornos incluyen: trastorno de ansiedad con ataques de pánico (trastorno de pánico), trastorno de ansiedad generalizado, y trastorno mixto ansioso-depresivo.
Trastorno de ansiedad con ataques de pánico (episodios de pánico): consiste en ataques de ansiedad muy fuerte que pueden transformarse en pánico con síntomas vegetativos pronunciados (disnea, taquicardia, palpitaciones, dolor torácico, vértigo) que recurren independientemente de una situación particular. Estos ataques pueden acompañarse del miedo a perder el control, morirse o volverse loco, así como de la sensación de desmayarse (o miedo a desmayarse). A veces, durante un fuerte ataque de ansiedad también se presenta la sensación de irrealidad del mundo alrededor o de uno mismo (síntomas de despersonalización y desrealización), la cual aumenta el miedo a padecer una enfermedad mental.
Si estos episodios se presentan en situaciones concretas, el paciente puede intentar evitarlas en el futuro. Sin embargo, los acontecimientos que acompañan a los ataques de ansiedad no son objetivamente peligrosos. Un ataque de pánico suele durar unos minutos, a veces más de diez (raramente más tiempo) y se resuelve espontáneamente. No obstante, a menudo entre los ataques de pánico se mantiene un cierto nivel de miedo al siguiente episodio; es el denominado miedo al miedo (en otras palabras, la ansiedad anticipatoria).
Trastorno de ansiedad generalizado (neurosis de ansiedad): asociado a la presencia de una ansiedad crónica y persistente que no puede atribuirse a ninguna situación concreta (ansiedad flotante). Puede expresarse por una sensación constante de tensión, inquietud, irritación, así como por trastornos de la concentración y atención, imposibilidad de relajarse y cefaleas tensionales. Se acompaña de síntomas vegetativos, p. ej. vértigo, taquicardia, dolor o incomodidad en el tórax, respiración acelerada, trastornos digestivos. Simultáneamente, el paciente tiene muchas preocupaciones inadecuadas a las situaciones particulares, se preocupa por las cosas que pueden suceder en el futuro y que, según su opinión y "pronóstico", pueden resultar desfavorables para él o sus allegados (p. ej. son típicos los temores constantes y recurrentes de que les puede pasar algo malo a sus allegados, o el miedo a las consecuencias negativas de las acciones de uno).
Trastorno mixto ansioso-depresivo: se diagnostica cuando los síntomas depresivos y de ansiedad coexisten con una intensidad similar. Simultáneamente, se acompañan de síntomas vegetativos periódicos, tales como taquicardia, disnea o temblor.
Trastorno obsesivo-compulsivo (neurosis obsesiva)
Consiste en la presencia de pensamientos obsesivos recurrentes y estereotipados y/o de actos forzosos (compulsivos). El paciente intenta resistirse a tales pensamientos o actos, pero por lo general sin éxito. Los pensamientos "no deseados" (obsesiones) o acciones forzosas involuntarias (compulsiones) aparecen a pesar de que el paciente esté en desacuerdo con ellos.
Tanto los pensamientos, como las acciones suelen ser desagradables para el paciente. Las obsesiones pueden referirse a acontecimientos desagradables, obscenos, blasfemos, agresivos y en ocasiones se trenza un hilo de pensamiento molesto. A pesar de ello, el paciente percibe estos pensamientos como propios. De la misma manera, las acciones compulsivas pueden ser indeseadas, pero el paciente "tiene que realizarlas" para disminuir la creciente tensión interna, debida a los intentos de resistirlas. Pueden ser acciones puntuales (p. ej. lavar las manos de manera compulsiva, verificar múltiples veces si la puerta o las ventanas están cerradas o si se ha cerrado el gas) o hasta comportamientos forzosos y repetidos que consisten en toda una serie de acciones consecutivas que a menudo carecen de sentido.
El trastorno obsesivo-compulsivo puede cursar con predominio de pensamientos obsesivos o con predominio de acciones compulsivas. No obstante, también existe una forma de este trastorno en la cual tanto las obsesiones, como las compulsiones, tienen una intensidad similar. En estos casos se habla del trastorno mixto obsesivo-compulsivo (→Trastorno obsesivo-compulsivo).
Reacción de estrés agudo
Es el trastorno por estrés postraumático.
Trastornos disociativos (conversivos)
Los trastornos de este grupo se diagnostican en personas en las cuales se produce una pérdida de control consciente sobre la identidad, memoria, pensamiento, sentimientos o cuerpo propios. Guardan una estrecha relación con distintos problemas, sobre todo del ámbito de los factores psicológicos y asociados al estrés (factores psicógenos). Estos trastornos pueden manifestarse en forma de amnesia, fuga, o estupor disociativo, trance y posesión espiritual, trastornos motores, convulsiones, analgesia o pérdida sensorial. En el proceso diagnóstico requieren una diferenciación cuidadosa con otros trastornos mentales y somáticos.
Amnesia disociativa: consiste en una pérdida de la memoria parcial o, más raramente, completa, generalmente a consecuencia de unos acontecimientos traumáticos. Los trastornos de la memoria pueden afectar solo una o varias áreas de la vida asociadas a estos acontecimientos, mientras que en las demás áreas el paciente puede funcionar con normalidad.
Fuga disociativa: el paciente realiza múltiples actividades de distinto carácter, a veces muy complejas (p. ej. viaja a un lugar lejano de su domicilio), que posteriormente no recuerda (síntomas de amnesia disociativa), p. ej. no sabe dónde fue y con qué objetivo.
Estupor disociativo: consiste en un "distanciamiento" completo e incontrolado de la situación, de las personas y del lugar en el que se encuentra una persona dada. El paciente es al menos en gran parte consciente, pero no hay con él ningún tipo de contacto emocional, verbal o aquel expresado con sus movimientos o comportamiento.
Trance y posesión espiritual: son aquellos trastornos en los cuales el paciente pierde involuntariamente el control sobre sus pensamientos, sentimientos, cuerpo e identidad (o a veces incluso con su total ausencia), con una sensación de estar controlado por "fuerzas externas".
Trastorno motor disociativo: se manifiesta con alteraciones en el movimiento de ciertas partes del cuerpo, p. ej. de las extremidades. Se asemeja a una paresia parcial o, si es muy intenso, parálisis completa.
Convulsiones disociativas: también denominadas pseudoconvulsiones, se asemejan a las convulsiones observadas en el desarrollo de una crisis epiléptica establecida, pero sin otros síntomas y signos acompañantes. La conciencia del paciente está totalmente o por lo menos parcialmente preservada.
Anestesia y pérdida sensorial disociativa: son trastornos psicogénicos (que no tienen origen orgánico) de la sensibilidad de distintas áreas de la piel o de los órganos sensoriales, p. ej. distintos tipos de trastornos de la visión, audición u olfato.
Otros trastornos disociativos: p. ej. síndrome de Ganser (dificultad para realizar algunas acciones simples o responder preguntas fáciles, con una simultánea habilidad de realizar acciones complejas o responder preguntas difíciles); personalidad doble (múltiple): presencia de dos o varias personalidades con una identidad propia para cada una de ellas y falta de memorias comunes entre las mismas durante el "cambio" de personalidad.
Trastornos somatomorfos
Incluyen, entre otros, trastorno de somatización, trastorno hipocondríaco, disfunción autonómica somatomorfa o dolor psicógeno persistente. El paciente notifica molestias somáticas que de manera evidente se asocian a factores psicológicos, pero generalmente él mismo no lo acepta como una explicación de sus dolencias y el nivel de sufrimiento asociado a ellas.
Trastorno de somatización: se asocia a numerosas y constantes quejas del paciente que notifica distintas molestias somáticas que cambian con frecuencia y no necesariamente se relacionan con una enfermedad específica o un trastorno somático. En general, el paciente notifica síntomas de distintos sistemas y órganos, p. ej. del sistema respiratorio (disnea, respiración acelerada), cardiovascular (taquicardia), digestivo (diarreas, estreñimientos, meteorismo, náuseas) y toda una serie de otras molestias, tales como cefaleas y vértigo, sensación de hormigueo, entumecimiento, picazón o quemazón de distintas partes del cuerpo. Los pacientes a menudo se someten a numerosas pruebas, tanto básicas como especializadas, cuyos resultados no se desvían de la normalidad. Solo una consulta psiquiátrica (después de realizar las pruebas mencionadas) puede orientar el manejo y el tratamiento ulterior de estos pacientes.
Trastorno hipocondríaco: consiste en que el paciente tiene una convicción crónica y persistente de que padece por lo menos una enfermedad somática grave, la cual según él mismo trae consigo numerosas consecuencias negativas. La persona que lo padece suele notificar distintos, aunque no muy numerosos síntomas asociados a esta enfermedad que la "confirman". A menudo no son de carácter anormal o patológico, aunque el enfermo los percibe de esta manera. Cuando el médico descarta estas "enfermedades", el paciente puede "cambiar" sus "diagnósticos" durante las siguientes consultas médicas o encontrar nuevos síntomas, los cuales "confirmarán" la enfermedad que "padece". A veces estos pacientes acuden a numerosos especialistas de distintas áreas, pero pueden sentirse ofendidos cuando se les proponga una consulta psiquiátrica.
Disfunción autonómica somatomorfa: tiene que ver sobre todo con las quejas del paciente asociadas al funcionamiento de los sistemas controlados principalmente con el sistema nervioso autonómico, tales como el sistema cardiovascular, respiratorio o digestivo. El paciente puede notificar p. ej. síntomas de "neurosis cardíaca", "neurosis gástrica", diarrea, meteorismo, dispepsia e hipo de origen psicógeno, respiración acelerada, taquicardia, temblor. Notifica también toda una serie de síntomas que relaciona con un sistema u órgano determinado y se concentra en ellas y sus posibles consecuencias, lo que provoca su sufrimiento a pesar de que los resultados de las pruebas diagnósticas especializadas sean normales.
Dolor psicógeno persistente: consiste en la presencia de dolor crónico y persistente, p. ej. cefalea o lumbalgia psicógena, que no se asocia a trastornos o enfermedades somáticas y en cuya aparición y desarrollo son fundamentales los factores psicológicos.
Otras neurosis
Pertenecen a esta categoría, entre otras patologías, la neurastenia y el trastorno de despersonalización-desrealización. La neurastenia es un trastorno mental en el cual el paciente notifica la denominada "fatiga mental", es decir sensación de cansancio después de un esfuerzo mental, o tras un esfuerzo físico, incluso mínimo. Se acompaña de sensaciones desagradables, tanto físicas (p. ej. cefalea a tensión, vértigo, mialgia) como psíquicas (irritabilidad, trastornos del sueño, incapacidad de calmarse, relajarse y descansar.
Se diagnostica el trastorno de despersonalización-desrealización cuando el paciente siente que sus propias experiencias, sentimientos, ideas y memoria no dependen de él y "no son suyos", o cuando los objetos o personas en su alrededor parecen irreales, "alejados de la realidad", "distantes" o artificiales (p. ej. sensación de que los objetos de su alrededor son utilería). El paciente es consciente de este cambio. Estos síntomas pueden presentarse en personas mentalmente sanas, p. ej. en caso de padecer fatiga, pero también pueden aparecer en el curso de otros trastornos mentales, incluidas las neurosis.