Entrenamiento para la condición general

Los ejercicios de los músculos respiratorios, en combinación con los ejercicios que mejoran el rendimiento general, son beneficiosos, sobre todo para los enfermos de EPOC. El entrenamiento físico es favorable para los enfermos de EPOC en cualquier estadio, puesto que aumenta la tolerancia al esfuerzo físico, reduce la sensación de disnea y mejora la capacidad funcional. Se recomienda entrenar las extremidades inferiores y superiores. Los ejercicios de las extremidades inferiores se pueden realizar en una cinta de correr, en un cicloergómetro, o pueden consistir en una marcha de intensidad determinada. Los ejercicios de las extremidades superiores normalmente son de resistencia y se realizan con pesas en el ergómetro de brazos. La frecuencia de entrenamientos recomendada oscila entre una vez al día y una vez por semana. La duración de las sesiones fluctúa entre 10 y 45 minutos, y la intensidad desde el 50 % de la VO2max hasta el esfuerzo máximo tolerado por el enfermo. Si fuera necesario, se puede aplicar oxigenoterapia durante los ejercicios (indispensable para los enfermos con SaO2 ≤89 %; una disminución de la SaO2 ≤85 % durante el esfuerzo exige interrumpir los ejercicios). El flujo de oxígeno se determina de manera individual. Normalmente es de ~2 l/min (0,5-3 l/min). Para los enfermos que estén recibiendo oxigenoterapia crónica, se debe aumentar el flujo de oxígeno a ~1 l/min durante el esfuerzo. La aplicación de oxígeno durante el esfuerzo físico puede prolongar su duración y reducir la intensidad de la disnea al finalizar dicho esfuerzo.

La duración típica del programa de ejercicios es de 4-10 semanas. Los mejores efectos se consiguen con un entrenamiento supervisado. Los efectos beneficiosos se pierden paulatinamente después de finalizar el programa de ejercicios. Por lo tanto, los enfermos ya educados deben continuar entrenando por su cuenta.