Examen transoperatorio de tiroides

Consiste en una evaluación macroscópica de una muestra sin fijar y un análisis microscópico de los cortes congelados y teñidos.  También se puede realizar citología por impronta que tiene ventaja sobre la PAAF preoperatoria, gracias a una toma de muestras de una lesión específica muy precisa. Asimismo, se puede recoger el material de los sitios seleccionados de la glándula para las pruebas moleculares.

Una importante desventaja del examen transoperatorio es el riesgo de deformación mecánica de una lesión no fijada: ruptura de la cápsula del tejido conectivo o introducción de las células o pequeños fragmentos de carcinoma en los vasos sanguíneos, lo que puede causar un error diagnóstico. Por este motivo, la decisión sobre la necesidad de realizar el examen transoperatorio en cada caso debe tomarse de manera individual.

El examen transoperatorio permite diagnosticar bocio no neoplásico, cáncer papilar, cáncer medular y cáncer indiferenciado. Si el diagnóstico “sospecha de neoplasia folicular” se estableció sobre la base de la PAAF, entonces no se recomienda el examen transoperatorio: no permite diferenciar de forma concluyente el cáncer y el adenoma folicular y, además, comporta un riesgo de dañar la cápsula del tumor. El examen histológico posoperatorio es decisivo. La diferenciación de los linfomas , los carcinomas tiroideos indiferenciados y los carcinomas medulares, al igual que la identificación de las metástasis (p. ej. carcinoma renal de células claras), requiere pruebas inmunohistoquímicas.

El diagnóstico definitivo siempre se establece sobre la base del examen histológico posoperatorio, cuyo resultado determina el tratamiento posterior.