Lesión renal aguda asociada al embarazo y el parto

La lesión renal aguda (AKI) afecta a mujeres con riñones previamente sanos, o puede superponerse a una nefropatía ya existente antes del embarazo. Siempre cuando aparezca oliguria o anuria durante el embarazo, en primer lugar se debe realizar una ecografía para descartar una obstrucción o presión sobre las vías urinarias. Las causas más frecuentes de la AKI asociada al embarazo en los países desarrollados son: complicaciones de la hipertensión arterial relacionada con el embarazo, sepsis, hemorragias perinatales y microangiopatías trombóticas (incluido el síndrome hemolítico urémico atípico).

Las complicaciones obstétricas que pueden causar AKI son entre otras:

1) desprendimiento prematuro de placenta (como resultado de una hemorragia o embolia de líquido amniótico)

2) preeclampsia grave (~20 % de los casos), asociada en particular al síndrome HELLP

3) hemorragia posparto

4) otros estados que cursan con deshidratación o hipotensión (p. ej. vómitos de embarazo, sepsis, insuficiencia cardíaca)

5) coagulación intravascular diseminada

6) necrosis cortical renal aguda (→cap. V.O.3.1).

No se han desarrollado criterios diagnósticos de AKI en embarazadas de manera específica, se emplean los criterios generalmente aceptados según el KDIGO (→cap. V.C). Debido al aumento fisiológico de la TFG (y la disminución de la creatininemia) en un embarazo normal, un aumento de la concentración de la creatinina en tan solo 0,3 mg/dl (26,5 µmol /l) puede indicar una lesión renal significativa.