Las enfermedades de las cadenas pesadas (ECP) son formas raras de gammapatía monoclonal que se caracterizan por la proliferación neoplásica de linfoplasmocitos. El cuadro clínico depende del isotipo de las cadenas pesadas. Se distinguen enfermedades de la cadenas pesadas α, γ y µ.
Las cadenas pesadas patológicas son a menudo incompletas o forman polímeros, lo que puede hacer desaparecer el característico pico estrecho en la electroforesis de proteínas en suero. Las cadenas patológicas no están unidas a las cadenas ligeras de inmunoglobulinas.
1. Enfermedad de las cadenas pesadas α (sin. enfermedad inmunoproliferativa del intestino delgado, enfermedad de Seligmann)
La enfermedad de las cadenas pesadas α es la ECP más frecuente. Es una variante de linfoma de la zona marginal extranodal tipo MALT. Normalmente aparece en hombres jóvenes en la región mediterránea y en Oriente Próximo. En algunos enfermos evoluciona hacia linfoma agresivo. Se caracteriza por infiltración en las paredes del intestino delgado de linfoplasmocitos, provocando dolor abdominal, síndrome de malabsorción con diarrea crónica y pérdida de peso y adenopatías intraabdominales. El diagnóstico se establece determinando las cadenas α libres en líquidos corporales (suero, orina, secreción intestinal) combinando electroforesis, inmunoelectroforesis e inmunofijación. La extensión de la afectación se evalúa mediante TC y ecografía. Si las lesiones se limitan al intestino, los antibióticos activos frente a Campylobacter jejuni (principalmente tetraciclinas) y los antiparasitarios administrados 6-8 meses permite conseguir remisión (completa o parcial) en ~53 % de los enfermos. Si el tratamiento no resulta eficaz, está indicada la misma inmunoquimioterapia que en el caso de los linfomas (p. ej. R-CHOP). Los pacientes jóvenes pueden someterse a HDCT con auto-TPH. La tasa de supervivencia total a los 5 años es de ~75 %, y la supervivencia libre de enfermedad del 43 %.
2. Enfermedad de las cadenas pesadas γ (enfermedad de Franklin)
Hasta el momento, se han descrito en todo el mundo más de 100 casos. Aparece en personas de diferentes edades, con mayor frecuencia ~60 años. Se caracteriza por fiebre, anemia (con prueba de antiglobulina directa positiva), adenopatías, y hepatoesplenomegalia. A menudo se produce afectación del anillo de Waldeyer, lo que dificulta el retorno linfático y produce edemas en esta localización. Pueden producirse infecciones. Las lesiones óseas son muy raras. En ~1/3 de los enfermos se han descrito distintas enfermedades autoinmunes (TIP, AIHA, LES, AR). Debido a la presencia de células gigantes atípicas semejantes a las células de Reed-Sternberg es necesario diferenciarla del LH. A veces se aprecian infiltrados de células plasmáticas, lo que requiere diagnóstico diferencial con mieloma múltiple. La enfermedad puede cursar sin provocar síntomas o tener forma de neoplasia linfoproliferativa progresiva, difusa o localizada. La forma dominante es la neoplasia linfoproliferativa difusa que aparece en un 57-66 % de los casos. El tratamiento consiste en fármacos alquilantes en monoterapia (melfalán, clorambucilo) o en terapia combinada (COP, CHOP), y de análogos de purinas (fludarabina) con o sin rituximab, dependiendo de la expresión de CD20.
3. Enfermedad de las cadenas pesadas µ
La enfermedad de las cadenas µ fue descrita en 1969 por Forte y cols. Hasta el momento, se han descrito en todo el mundo varias decenas de casos. La edad promedio al inicio de la enfermedad es 60 años, aunque puede presentarse a edades más tempranas. En algunos enfermos coexiste con LES y cirrosis hepática. Se caracteriza por hepatoesplenomegalia, y más raramente por adenopatías. La supervivencia varía entre varios meses hasta varios años. En las pruebas de laboratorio se observa anemia, y con menor frecuencia trombocitopenia o linfocitosis. En un 50 % de los enfermos la electroforesis demuestra proteína monoclonal en sangre, mientras que en un poco >50 % se detecta proteína de Bence Jones en orina. Se cree que esta forma de ECP, al igual que ECP-γ, está infradiagnosticada. Requiere diagnóstico diferencial con otras neoplasias linfoproliferativas y con la macroglobulinemia de Waldenström. No se dispone de tratamiento específico. Si se presentan manifestaciones de una neoplasia linfoproliferativa, se utiliza quimioterapia combinada (p. ej. COP), con mayor frecuencia en combinación con rituximab.