Déficit de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa

lat. deficientia G-6-PD

ing. glucose-6-phosphate dehydrogenase deficiency

EpidemiologíaArriba

Es el defecto metabólico de los eritrocitos más frecuente. Afecta a 200-400 millones de personas en todo el mundo. En Polonia, tiene una prevalencia de 1/100 000. Herencia ligada al sexo.

Etiología y patogeniaArriba

La glucosa-6-fosfato deshidrogenasa (G-6-PD) es la primera enzima del ciclo de las pentosas y la única fuente de NADPH en el eritrocito. La NADPH protege al eritrocito frente a la oxigenación de sus componentes, directamente, o por medio de glutatión reducido. En situaciones de déficit de G-6-PD, se produce la oxidación de los grupos sulfhidrilo de la Hb y de la membrana del eritrocito. Esto genera la precipitación de la Hb en el citoplasma (que forma los cuerpos de Heinz) y una hemólisis intravascular que se intensifica en condiciones de estrés oxidativo (infección, acidosis, actividad de algunas toxinas y fármacos).

En las mujeres portadoras heterocigotas del defecto, la actividad de la enzima es de ~50 % de los valores normales (oscila entre el 0 y el 100 % de los valores normales en función del grado de inactivación del cromosoma X materno y el grado de expresión de la mutación genética) y los eritrocitos son resistentes a la infección por el parásito de la malaria.

En los hombres, la probabilidad de desarrollar hemólisis y su gravedad dependen del grado de déficit de la enzima.

La hemólisis grave puede estar relacionada con una ruptura repentina de los eritrocitos viejos, con menos contenido en G-6-PD. Además, puede estar inducida por:

1) fármacos con alto potencial de oxitación-reducción: p. ej. antimaláricos (cloroquina), sulfonamidas, dapsona, nitrofurantoína, vitamina C en dosis altas, doxorrubicina (véase también: www.g6pd.org y www. g6pddeficiency.org)

2) algunos compuestos químicos: p. ej. azul de metileno, trinitrotolueno

3) tras la aspiración de polen de haba en flor o el consumo de semillas de legumbres (fabismo); los síntomas remiten tras 5-24 h, es más común en Grecia e Italia

4) infecciones bacterianas y víricas (Enterobacterales, VHBVHC)

5) estrés.

Cuadro clínicoArriba

Suele cursar sin síntomas.

Hay 3 variantes del déficit de G-6-PD con relevancia clínica (según la OMS):

1) clase I: pacientes con reducción significativa de la actividad de la G-6-PD (<10 %); síntomas de hemólisis crónica

2) clase II: pacientes con déficit significativo de G-6-PD; la hemólisis es solo transitoria

3) clase III: déficit moderado de G-6-PD (10–60 % del valor normal); hemólisis transitoria que se produce tras una exposición a fármacos o a causa de una infección.

El ataque agudo se manifiesta en forma de ictericia aguda, palidez, orina de color oscuro, y en ocasiones dolor abdominal y lumbar.

DiagnósticoArriba

Exploraciones complementarias

1. Hemograma de sangre periférica

1) anemia

2) cuerpos de Heinz en el citoplasma de los eritrocitos (→cap. VI.C.1.1.6)

3) aumento del recuento de reticulocitos (normalmente 5-20 %, >100 000/µl)

4) esferocitos y esquistocitos (en caso de hemólisis masiva).

2. Otras pruebas de laboratorio

1) hallazgos comunes a todos los casos de hemólisis (→más arriba)

2) el déficit de G-6-PD se detecta mediante pruebas que miden la fluorescencia de la coenzima reducida resultante (NADPH) con luz UV. Los eritrocitos con un contenido de G-6-PD <20 % no emiten fluorescencia.

Criterios diagnósticos

El diagnóstico se establece sobre base de una determinación directa de la actividad de la G-6-PD, pero no durante la hemólisis aguda, ya que la concentración de G-6-PD en los reticulocitos es mayor que en los eritrocitos adultos y la prueba puede dar falso positivo.

TratamientoArriba

1. Evitar los factores desencadenantes de la hemólisis.

2. Suplementar el ácido fólico: en caso de déficit.

3. Transfundir concentrados de hematíes en caso de anemia grave.

4. Esplenectomía: indicada en los pacientes con episodios de hemólisis frecuentes y graves.

Situaciones especialesArriba

Embarazo

Durante el embarazo y la lactancia, las mujeres heterocigóticas con déficit de G-6-PD deben evitar fármacos de potencial oxidación-reducción que atraviesen la placenta y lleguen a la leche materna.