Pruebas de imagen

La prueba de imagen básica para diagnosticar enfermedades del aparato respiratorio es la radiografía de tórax (fig. II.B.4-1). Si la imagen radiográfica (que incluye una comparación con las pruebas realizadas con anterioridad) no proporciona la información deseada, se realiza una tomografía computarizada (TC) u otras pruebas de imagen (RMN, gammagrafía, ecografía, PET).

En la actualidad, la radioscopia (fluoroscopia) se utiliza para diagnosticar enfermedades del aparato respiratorio de forma excepcional, principalmente para evaluar la movilidad del diafragma. La radiografía de capas (sinónimo de tomografía clásica) solo se lleva a cabo cuando la TC no esté disponible. Su objetivo es detectar cavidades en el parénquima pulmonar y linfadenopatías hiliares o mediastínicas, proporcionar una imagen más precisa de las siluetas y estructuras de la alteración patológica, de la tráquea y de los bronquios mayores, o distinguir un tumor de otras alteraciones acumuladas en el parénquima pulmonar. El broncograma ha sido sustituido por la TC de alta resolución (TCAR). Además, se ha conseguido mejorar la calidad de la radiografía torácica gracias a la implementación de sistemas de radiografía digital. Las radiografías digitales tienen una resolución de alcance similar a la de las convencionales, pero su dinámica de contraste es bastante superior. Gracias al almacenamiento de las imágenes en medios electrónicos, la disponibilidad de las pruebas anteriores de pacientes ha mejorado de manera significativa. Asimismo, existe la posibilidad de copiar la prueba, enviarla rápidamente a distancia y recibir un informe de las pruebas escrito en remoto por un radiólogo correspondiente.