Mecanismo y consecuencias
Las consecuencias suelen ser graves. Tras un aplastamiento del tórax predominan los síntomas de insuficiencia respiratoria →Insuficiencia respiratoria aguda por fractura de las costillas y alteraciones de la mecánica ventilatoria, sumándose rápidamente los síntomas del shock →Shock, por lo que hay que tener en cuenta la posibilidad de lesiones cardíacas, de los grandes vasos (puede presentarse taponamiento cardíaco →Taponamiento cardíaco) y pulmonares (que llevan a neumotórax a tensión →Neumotórax y hemotórax →Hemotórax). Posteriormente pueden evidenciarse complicaciones derivadas de lesiones esofágicas (enfisema subcutáneo →Enfisema subcutáneo, neumomediastino →Neumomediastino, mediastinitis →Mediastinitis aguda) y de los grandes vasos (conductos torácicos, derrame linfático →Linfa en la cavidad pleural (quilotórax)). Una compresión de escasa duración puede causar la fractura de ≥3 costillas en ≥2 lugares, lo que provoca un movimiento respiratorio paradójico de una parte de la pared torácica →Respiración, alteraciones y un movimiento basculante del aire en las vías respiratorias (llamado tórax volante y respiración paradójica), que conducen a la insuficiencia respiratoria. Una fuerte compresión del tórax con la glotis cerrada puede causar asfixia postraumática (síndrome de Olivier): coloración violácea y edema de cara y cuello, petequias en conjuntivas y en la piel, además una breve pérdida de la conciencia, de la visión y de la memoria, a veces con convulsiones. La fractura de las costillas de 8.ª a 12.ª puede producir lesiones de órganos abdominales, especialmente del hígado y/o del bazo, con hemorragias bruscas. La compresión abdominal suele causar lesiones del aparato digestivo y peritonitis →Íleo paralítico. A veces, a consecuencia del aumento de presión en la cavidad peritoneal, se produce una rotura del diafragma y un desplazamiento de los órganos intraabdominales a la caja torácica. El aplastamiento de las extremidades produce hipoxia y daño extenso. Los productos ácidos del metabolismo anaeróbico y los mediadores tisulares de la respuesta inflamatoria que pasan al torrente sanguíneo una vez liberada la extremidad (sobre todo inferior, con mayor masa muscular) pueden generar una reducción brusca de la presión arterial. La rabdomiólisis y la hipoxia renal, resultantes del shock, conducen a insuficiencia renal aguda e hiperpotasemia. Si el aplastamiento de la extremidad se prolonga, esta puede sufrir un síndrome compartimental.
Primeros auxilios
1. Verificar si ha cesado el peligro de ser golpeado o aplastado por objetos en caída. Interrumpir las labores que puedan ocasionarlo (p.ej. en alturas).
2. Pedir ayuda (llamar a una ambulancia) informando sobre el aplastamiento por un objeto pesado. El coordinador del servicio de emergencias rápidamente organizará la ayuda técnica imprescindible. Acercarse a la víctima solo a condición de que esto no suponga ningún peligro.
3. Actuar igual que en caso de caída de altura →Caída de altura. De ser posible suministrar oxigenoterapia. Si el traumatismo no afecta la cabeza ni el cuello, no es imprescindible estabilizar ni inmovilizar la columna cervical.
Actuación en ambulancia y en hospital
1. Debido al peligro de la reperfusión, y de que se desarrolle de forma brusca un shock, una vez levantado el objeto aplastante, previamente a este procedimiento (si no supone peligro) canalizar dos vías venosas de gran calibre e iniciar la perfusión de un elevado volumen de líquidos. Posteriormente, si la presión arterial es correcta, forzar la diuresis, administrando iv. manitol o furosemida.
2. Durante la exploración valorar signos de rotura del diafragma y desplazamiento del contenido de la cavidad abdominal a la caja torácica: los ruidos intestinales en lugar del murmullo vesicular sobre los campos pulmonares no suelen percibirse, ya que se presenta una parálisis espontánea de la motilidad intestinal.
3. Si se constatan movimientos ventilatorios paradójicos en una zona de la pared torácica, tratar de limitarlos. En el lugar del suceso colocar las manos sobre la zona lesionada de la caja torácica y controlar su desplazamiento subiendo y bajando las manos al ritmo de la respiración, para no limitar los movimientos respiratorios. Realizar cuanto antes la intubación endotraqueal y la asistencia respiratoria. Por lo general el manejo definitivo es la ventilación mecánica con un simultáneo alivio del dolor, y eventualmente el tratamiento quirúrgico.
4. Realizar ECG de 12 derivaciones. Las alteraciones del ritmo, de la conducción o del desplazamiento del segmento ST señalan contusión cardíaca. El ECG normal por lo general la excluye.
5. Trasladar al paciente inmovilizado sobre una tabla (camilla rígida) y avisar al hospital sobre el traslado.